LA SOLEDAD
Discrepancia subjetiva entre el nivel de contacto social logrado y el deseado, constituyendo una vivencia negativa para la persona. Esto no tiene vinculación con las personas que disfrutan estando solas ya que, no experimentan soledad. La soledad implica considerar que las relaciones interpersonales que uno mantiene son menores de las deseadas, de escasa calidad, poco gratificantes o satisfactorias.
Se trata de una experiencia subjetiva, es independiente de la realidad objetiva es decir, se puede experimentar soledad estando rodeado de gente y no experimentarla estando solo. Existe una gran influencia del contexto social en el juicio que hacemos sobre si nos sentimos solos o no.
La soledad aparece relacionada con ciertas características individuales, autoestima, habilidades sociales, características sociodemográficas, experiencias infantiles, tipo de apego desarrollado en la infancia; y hay ciertos factores situacionales como episodios inesperados, situaciones sociales que pueden propiciarla.
Las consecuencias pueden ser personales provocados por la infelicidad, descontento, autoinculpación, ansiedad, depresión, pesimismo, baja autoestima, etc; o sociales constituidos por efectos sobre los sentimientos de las personas que le rodean y sobre las propias actuaciones en contextos sociales.
Uno de los colectivo más vulnerable e influido por la soledad son los ancianos que puede verse acrecentada por el «síndrome del nido vacío» y amortiguada por la presencia de nietos. También, las relaciones sociales se pueden ver alteradas por las dificultades auditivas, que a veces dan lugar a sentimientos negativos en los mayores que se siente avergonzado ante su limitación y otras, dar lugar a conflictos, malos entendidos, desconfianzas, etc.
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