ROL DE CRÍTICA: COLAS PARA PEDIR ALIMENTOS

Es España y es todas las partes del mundo comienza a verse las consecuencias económicas debido a la crisis sanitaria producida por el Covid-19. Cada día aparecen nuevas caras, cada uno con una historia diferente, en las colas de los comedores sociales y Bancos de Alimentos. 

En la capital española, Madrid, se dispara en más de un 30% las peticiones de ayudas para comer. En la Parroquia de San Ramón Nonato antes de la pandemia los demandantes de alimentos eran 600 personas, pero actualmente reciben ayudas 1.300 individuos, siendo así más del doble. El Banco de Alimentos de Madrid en marzo repartían a 150.000 personas, y actualmente son 190.000, y cada día aparecen más. Caritas informa que las peticiones de ayudas se ha triplicado y el 40% de estas solicitudes provienen de personas que lo hacen por primera vez. También, los comedores sociales están saturados. 

Para continuar, en estas colas aparecen personas de todo tipo de perfil: latinos, de procedencia española, mujeres embarazadas, niños, niñas, padres y madres desesperados por no poderles dar de comer a sus hijos, ancianos con una pensión mínima, usuarios que han sido despedidos por la pandemia y tienen que recurrir por primera vez a estas prestaciones... Los voluntarios aseguran que siguen acudiendo a estas ayudas individuos habituales, pero cada vez aparecen personas nuevas en estas colas por haber sido despedidos tras esta crisis sanitaria. 

Estas organizaciones facilitan bienes de primera necesidad como alimentos, pañales y potitos para los más pequeños, compresas para las mujeres... Son recursos que todo el mundo debería poder acceder. 

En definitiva, esto es un grave problema social, donde todos debemos colaborar ya que, los alimentos son un bien de primera necesidad. Estos grupos tan vulnerables, a causa esta pandemia, deben estar más protegidos por el Estado y no olvidarnos de ellos dejándoles en manos de las ONG, parroquias, vecinos y ayudas de algunos familiares. En estas colas están compuestas por personas, cada una con su historia, y deben ser escuchados y socorridos por todos. Son momentos duros para la sociedad y nunca debemos olvidar que son personas con sentimientos y están pasando momentos muy desagradables y duros por ello, no podemos darles la espalda y aislarlos. 

(Hoy.es)




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